Es una herramienta clave que consiste en la monitorización continua y en forma ambulatoria del pH intraesofágico. Es considerada el patrón de oro en el diagnóstico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Es el octavo cáncer más frecuente en el mundo y algunos de sus síntomas frecuentes son la pérdida de peso, el dolor retroesternal o epigástrico, la disfonía, sialorrea, regurgitación, hipo, tos. En el examen físico el signo más frecuente es la desnutrición, que refleja el diagnóstico tardío de esta patología. Pueden existir adenopatías, hepatomegalia y derrame pleural, todos hallazgos que suelen indicar enfermedad metastásica.
Una estrategia para su erradicación Surge en nuestro país la necesidad de la creación de una estrategia nacional dirigida a los diferentes…