A raíz de la pandemia, el bienestar mental de niños y adolescentes ha experimentado un cambio significativo, observando un aumento notable en los niveles de ansiedad y depresión.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 10% al 20% de la juventud global lidia con trastornos mentales, siendo la ansiedad y la depresión de los más prevalentes. En Uruguay, en 2021, las farmacias de hospitales públicos despacharon más de un millón de recetas de benzodiacepinas.
Es crucial destacar que la ansiedad y la depresión, a diferencia de otras dolencias, a menudo pasan desapercibidas. Esto se atribuye a factores como el estigma social que rodea a los trastornos mentales y la falta de conciencia sobre los síntomas y señales de alerta. Sin embargo, es imperativo enfatizar la importancia de reconocer y abordar estos trastornos de manera efectiva, fomentando una mayor conciencia para buscar ayuda profesional sin temor ni vergüenza.
Por ejemplo, mientras que un niño que enfrenta una infección respiratoria viral presenta síntomas claros como secreción nasal, tos y fiebre, cuya duración es estadísticamente conocida, las condiciones de salud mental plantean un desafío tanto en su diagnóstico como en su abordaje. ¿Cómo detectamos precozmente que un niño y adolescente está cursando un cuadro de ansiedad o depresión? ¿Cuánto tiempo duran los síntomas?
¿Cuándo comienzo a ver mejorías una vez instaurado el tratamiento apropiado?
Detectar ansiedad o depresión en un joven requiere un enfoque diferente, considerando signos sutiles como insomnio, cambios de humor o tendencia al aislamiento. Prestar atención a estos signos es fundamental, ya que podrían indicar un problema subyacente que merece atención.
Nos encontramos en medio de una pandemia silenciosa.
¿Qué sabemos?
Se establece que los niños y adolescentes que enfrentan ansiedad pueden desarrollar depresión en la adultez. Si bien la ansiedad es en sí misma una respuesta al estrés, su manifestación desproporcionada o persistente puede afectar negativamente nuestra calidad de vida. Para comprender la mecánica de la ansiedad pongamos el ejemplo de un detector de humo y un sistema de alarma.
En nuestra corteza prefrontal reside un “detector de humo”, diseñado para identificar posibles amenazas. Durante la ansiedad, este detector se activa en respuesta a situaciones inciertas o incómodas. Una vez percibida la amenaza por el “detector de humo”, el primitivo sistema de alarma cerebral se activa de inmediato, iniciando mecanismos para controlar y extinguir el “posible incendio”, desencadenando el “modo supervivencia”: luchar, huir o paralizarse.
Este mecanismo de supervivencia desencadena una cascada de respuestas automáticas, induciendo cambios fisiológicos como aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como mayor tensión muscular. También pueden ocurrir síntomas digestivos como dolor abdominal, náuseas y diarrea. Estos síntomas a menudo se interpretan como “crisis o ataques de ansiedad”.
Surge la pregunta: ¿cómo se activa este cerebro primitivo en ausencia de peligro inminente? La corteza prefrontal alberga nuestro “detector de humo”, responsable de mantenernos seguros y cómodos, es decir a salvo de potenciales peligros. Sin embargo, a veces este “detector” puede estar mal calibrado, reaccionando a situaciones que no representan un peligro real, activando de inmediato nuestro cerebro primitivo.
Post-Pandemia – Detectores de humo mal calibrados
Si bien muchos se sentían seguros en la campaña “quédate en casa” durante la pandemia, el retorno a la “normalidad” presentó desafíos para niños, adolescentes y adultos. ¿Por qué sucedió esto? El prolongado periodo de la pandemia calibró nuestro “detector de humo” para interpretar “salir” como un comportamiento peligroso.
Para algunos, recalibrar el detector fue sencillo, pero para otros resultó difícil, generando miedo y ansiedad al regresar a sus rutinas habituales. La respuesta a esta “potencial amenaza” (incomodidad o incertidumbre) a menudo conduce a la evitación o huida.
Evitación como Señal de Alerta.
La curiosidad y experimentación son rasgos clásicos en las edades pediátricas, fomentando el desarrollo completo del cerebro. Sin embargo, en niños y adolescentes con un “sensor de peligro” mal calibrado, situaciones cotidianas a menudo se perciben como amenazas potenciales, llevando a la evitación frecuente. La evitación prolongada disminuye la calidad de vida, con niños que dejan de asistir a eventos, adolescentes que evitan salidas sociales e individuos que dejan de participar en actividades que solían disfrutar, como ir a la escuela.
Niños ansiosos, padres ansiosos.
Más allá de la pandemia, abordar la ansiedad en niños y adolescentes implica reconocer lo evidente: un niño está inmerso en un sistema familiar, aprendiendo comportamientos y hábitos. Muchos padres también lidian con “sensores” mal calibrados, evitando situaciones incómodas o inciertas. Como resultado, sus hijos adoptan estos comportamientos, convirtiéndolos eventualmente en hábitos.
Abordar estos problemas requiere un enfoque sistémico, no sólo centrándose en el niño/adolescente sino que abordando al funcionamiento familiar. Esto es vital para romper con los patrones de ansiedad.
Hipnosis Clínica como enfoque Innovador Alejándonos de nociones esotéricas, la hipnosis clínica resulta altamente efectiva en el tratamiento de ansiedad y depresión en niños, adolescentes y adultos. La hipnosis, vista como un estado de concentración intensa, permite que las sugestiones, ya sean positivas o negativas, se reciban más fácilmente. En este estado enfocado, también conocido como “trance”, la mente se vuelve más receptiva para adquirir nuevas habilidades.
Podemos pensar en nuestra mente como una lupa, la cual amplifica lo que focaliza. Cuando nuestra mente se encuentra focalizada en lo que el “detector de peligro” desalineado percibe, vivimos en un estado de nerviosismo e hipervigilancia. La catastrofización, un patrón cognitivo que asume el peor escenario como el más probable, es una característica destacada de la ansiedad.
¿Cómo puede ayudar la hipnosis en estos casos?
Los niños o adolescentes que experimentan ansiedad o depresión están en un trance negativo, caracterizado principalmente por un enfoque negativo frente a diversas circunstancias. La hipnosis clínica tiene como objetivo enseñar al paciente cómo funciona su mente y guiarlos hacia un enfoque positivo. El ejemplo clásico que muchas veces utilizamos para explicar el funcionamiento de la mente con respecto a la ansiedad o depresión es el de imaginar que concurrimos a un cine 3D, dónde debemos utilizar unos lentes especiales para poder disfrutar de la película, pero sin embargo, por equivocación, nos colocamos unos lentes de sol, ¿Cómo vemos la película?
Seguramente no nos guste lo que estamos mirando (catastrofización), e inclusive podemos llegar a decidir no querer estar más en el cine (mecanismo de evitación). Sin embargo, al “darnos cuenta” que llevamos puestos unos lentes de sol, es el primer paso para iniciar el cambio, ya que podemos elegir con que “lentes mirar la película de nuestras vidas”: Básicamente, somos los “jefes de nuestra mente”, pero comprender su funcionamiento es esencial para poder controlarla.
Los profesionales capacitados en este abordaje buscan inducir un estado de focalización (trance) mediante diversas técnicas. Durante este estado, se proporcionan sugerencias de seguridad, tranquilidad y control.
A diferencia de un estado de sueño, la hipnosis nos permite experimentar la realidad desde una nueva perspectiva, con pensamientos más positivos y cambios sensoriales, como relajación y comodidad. Ofrece una nueva mirada a la realidad, llevando a una interpretación diferente de la misma: un escenario positivo, con nuevas posibilidades y oportunidades.
La duración de estos tratamientos varía según la situación clínica de cada paciente y debe ser administrada por profesionales de la salud capacitados en este enfoque. La hipnosis clínica no está contraindicada si el paciente está recibiendo tratamiento farmacológico; de hecho, a menudo mejora la adherencia al mismo.
Lo invitamos a explorar más sobre este enfoque efectivo a través de nuestras redes: hipnosis.uy o para obtener atención personalizada, contáctenos al celular 091 757 757.