La intolerancia a la histamina (IH) se sitúa en las reacciones no tóxicas frente a los alimentos y no mediadas por el sistema inmunológico, específicamente dentro de los déficits enzimáticos. Esta intolerancia es causada por una disminución cuanti y/o cualitativa de la enzima Diamino Oxidasa (DAO) presente en el ribete en cepillo del intestino delgado.
Flavia Robetto
Licenciada en Nutrición, Universidad de Buenos Aires.
Posgrado en Nutrición Orthomolecular, Universidad Nacional de Córdoba.
Certificación en Nutrición para Trastornos del Espectro Autista, LINCA México.
Posgrado de Probióticos, Prebióticos y Simbióticos, Universidad Nacional de Salta.
La histamina se identificó originalmente en 1932 como un modulador de la respuesta alérgica inmediata. Posteriormente, se fueron describiendo distintos tipos de respuestas según los receptores que activara. Pues existen cuatro receptores distribuidos en todo el organismo, cumpliendo la histamina una acción en todos los tejidos.
Los últimos estudios sugieren su rol como modulador en los trastornos Psico Neuro Inmuno Endocrinos (PNIE). A los trastornos clásicamente vinculados como las náuseas, vómitos, asma, urticaria, migraña, mareos o vértigo, se les suman otros como el síndrome de intestino irritable, psoriasis, endometriosis, problemas de fertilidad, sensibilidad química múltiple, esclerosis múltiple, acúfenos, trastorno de hiperactividad y déficit de atención, ataques de pánico, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, entre otros.
Déficit de la enzima DAO
La intolerancia a la histamina (IH) se sitúa en las reacciones no tóxicas frente a los alimentos y no mediadas por el sistema inmunológico, específicamente dentro de los déficits enzimáticos. Se define como la alteración en la capacidad de catabolizar la histamina ingerida con los alimentos o la producida por algunas especies bacterianas en la luz intestinal. Esta intolerancia es causada por una disminución cuanti y/o cualitativa de la enzima Diamino Oxidasa (DAO) presente en el ribete en cepillo del intestino delgado.
Histaminosis alimentaria no alérgica
Este síndrome responde a un mecanismo de liberación endógena de histamina por parte de los mastocitos, basófilos y otras células inmunológicas frente a proteínas dietarías, reacción de sensibilidad alimentaria. Las técnicas serológicas IgG no ponen de manifiesto este mecanismo. Se debe medir la liberación de histamina en el medio tras incubar las células en presencia del antígeno: conocido como test de liberación de histamina o desgranulación. Es una reproducción in vivo por lo que es difícil de llevar a cabo de forma rutinaria.
Rol de la microbiota intestinal
Esto nos lleva a cuestionar el rol de la microbiota en los trastornos relacionados con la histamina y su acumulación. Es sabido que los desequilibrios microbianos pueden producir déficits enzimáticos funcionales, originando un déficit de la DAO de forma adquirida y, por lo tanto, reversible.
Ambas entidades, como dos vertientes que fluyen hacia la misma fuente, se caracterizan por la presencia de una cantidad excesiva de histamina que pasa a la circulación sanguínea, dando lugar a su acumulación en los tejidos, y que por efecto acumulativo puede resultar en numerosos síntomas y signos.
Por otro lado, los metabolitos tóxicos pueden ocasionar daño epitelial y alteración en la función de barrera, produciendo un mayor flujo de toxinas y macromoléculas hacia la lámina propia. Consecuentemente puede suceder una pérdida en la tolerancia frente a ciertas proteínas de la dieta (sensibilidades alimentarias).
Diagnóstico
La amplia variedad de síntomas y signos contribuye a la dificultad para lograr un consenso diagnóstico. Las pruebas complementarias muchas veces no se encuentran disponibles, o no son lo suficientemente sensibles.
En la actualidad, el diagnóstico se confirma con una respuesta positiva al cambio alimentario. Se recomienda un registro minucioso de 24 horas de todos los alimentos consumidos y los síntomas experimentados con el fin de establecer una relación entre ellos. La guía de un profesional competente es clave durante este proceso.
Algunos estudios sugieren un período de cuatro a ocho semanas para la fase de restricción y una fase posterior de reintroducción. Una vez que se ha establecido que la histamina es responsable de los síntomas asociados, el diagnóstico estaría prácticamente confirmado.
La microbiota intestinal juego un rol central en el exceso de histamina exógena (por déficit de DAO) como endógena (por sensibilidad alimentaria).
Los polimorfismos genéticos de las enzimas que intervienen en el metabolismo de la histamina a nivel intestinal y hepático aportan herramientas para el diagnóstico y tratamiento. Pero recuerden que la predisposición genética no es tan determinante como lo es el factor ambiental.
Tratamiento
No existe un único tratamiento. En general, para abarcar la IH se propone eliminar los alimentos con concentraciones de histamina > 20 mg/kg. Por ejemplo, el tomate, espinacas, cítricos, frutillas, chocolate, embutidos, productos fermentados, pescados grasos o en conserva y alimentos muy maduros o procesados. Ciertos colorantes como tartrazina, conservantes como glutamato monosódico, el alcohol y fármacos inhibidores de la DAO se deben evitar.
Complementariamente, ciertas proteínas de la dieta pueden activar la liberación de histamina endógena. Frente a la ausencia de algún examen orientativo, los principales sospechosos son la caseína de la leche y la gliadina del trigo. Las restricciones en la selección de alimentos sólo son relevantes a efectos del diagnóstico, pues entonces, un asesoramiento nutricional experto puede ayudar a evitar restricciones innecesarias.
Se recomienda suplementar con cofactores de la enzima intestinal DAO y enzimas hepáticas HNMT y MTHFR, con el objetivo de ayudar a la rápida depuración de la histamina. En algunos países se cuenta con la enzima DAO exógena proveniente del riñón del cerdo, junto a sustancias antihistamínicas naturales para estabilizar los mastocitos como la quercetina y la vitamina C.
El objetivo del tratamiento será recuperar la integridad de la barrera intestinal modulando la microbiota. Es muy importante realizar una alimentación alta en prebióticos como los polifenoles, grandes antioxidantes y sustratos específicos para el crecimiento de la especie Akkermansia Muciniphila. Y los almidones resistentes, que sirven de sustrato para bacterias productoras de Butirato, un ácido graso antiinflamatorio que revierte el daño epitelial.
Abordaje integral
Para culminar con la respuesta antiinflamatoria y reparadora, suplementos de vitamina D y Omega 3 deben complementar el tratamiento. Estudios demuestran que, al mejorar sus niveles, mejora la respuesta antiinflamatoria y mejora los niveles de Akkermansia Muciniphila y bacterias productoras de Butirato.
Antioxidantes como Zinc, Selenio, Vitaminas A y E también estimulan la diferenciación celular y la reducción del estrés oxidativo del epitelio intestinal. El aminoácido L Glutamina promueve la proliferación de enterocitos e induce la expresión de proteínas de uniones estrechas. También participa en la síntesis de Glutatión (junto al selenio), un gran antioxidante endógeno.
La suplementación con curcumina y sus metabolitos antiinflamatorios han demostrado mejorar la barrera intestinal. La Melena de León es un hongo que ha sido estudiado por mejorar la respuesta inmunológica y reparar el tejido conectivo de la barrera intestinal.
Finalmente complementar con ciertas especies probióticas: Lactobacillus rhamnosus, plantarum, salivarius, Bifidobacterium infantis, longum, bifidum podrían ser beneficiosos ya que son bacterias que poseen la capacidad de degradar la histamina de los alimentos y la producida por otras especies bacterianas.
Conclusiones
Los cambios alimentarios y en el estilo de vida (polifarmacia, sedentarismo, exposición a tóxicos, alteración de los ritmos circadianos, estrés físico y mental) son los factores determinantes para la aparición de trastornos en el plano Psico Neuro Inmune Endocrino.
Se debe considerar a los desequilibrios de microbiota intestinal, junto a parámetros de inflamación y permeabilidad intestinal, en aquellos pacientes con cuadros crónicos complejos que no responden adecuadamente a los tratamientos propuestos.
La histamina como un modulador de la respuesta inflamatoria presente en estos trastornos, debe abordarse de forma integrativa. El manejo de la intolerancia a la histamina y sensibilidades alimentarias asociadas al daño en la función de barrera resulta crucial de la mano de un profesional idóneo en el tema.
Bibliografía
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